BIBLIOTágora el blog de Biblioteconomía y Documentación, en el que no se habla de Biblioteconomía y Documentación… sólo: "El ruido de las carcajadas pasa. La fuerza de los razonamientos queda"

17 agost 2010

La formación ciudadana en Biblioteconomía y Documentación: España y el Espacio Europeo de Educación Superior

Filed under: Biblioteconomía,Universidad — Etiquetes: , — anpoto @ 20:23 pm

 

Libro

 

 

Cuando reflexionemos sobre
nuestro siglo XX, no nos parecerá
lo más grave los crímenes de los
malvados, sino el escandaloso silencio
de las buenas personas”.
Martin Luther King


“Existen dos superpotencias en el mundo;
una  es Estados Unidos, la otra eres tú”

[Palabras pronunciadas por José Saramagoen la
manifestación de Madrid contra la guerrade Iraq,
el 15 de febrero de 2003]

 

La condición de ciudadanos es el mayor logro de la civilización moderna, en palabras de Salvador Giner (2004, p. 145). Cualquier otro logro, según este autor, tiene su fundamento moral y jurídico “en la entronización de la ciudadanía como principio”. La condición ciudadana está ligada contemporáneamente a la idea de democracia. Hoy día, las sociedades democracáticas pueden caracterizarse por cuatro notas fundamentales: el imperio de la ley, la representación parlamentaria, el compromiso con la protección de los derechos humanos y la existencia de una ciudadanía proactiva.

Merece la pena considerar detenidamente esta última nota. Las sociedades democráticas necesitan ciudadanos, no pueden reducirse a “unas declaraciones formales, un organigrama jerárquico, o unos procedimientos rutinarios y ceremoniales” (democracias “procedimentales”), sino que han de contener “unas relaciones vivas capaces de poner en activo los valores de cada grupo que las compone” (Rodríguez-Villasante, 2004, p. 95). Una democracia formada por una masa amorfa de consumidores compulsivos que aceptan acríticamente un modelo comunicativo (especialmente en lo que se refiere a la televisión) y de consumo absolutamente alienantes, que no participan en la colectividad, que son indiferentes a la injusticia social, es solamente la cáscara de una democracia. Algunos autores (v.gr.,Robert Entman) hablan de la tendencia hacia una “democracia sin ciudadanos”. La democracia se protege fortaleciendo la ciudadanía, y esto sólo – o principalmente- puede hacerse a través de la educación. Pero no sirve cualquier tipo de educación. Conseguir un alto nivel cultural no protege contra la barbarie, como demostró laAlemania de los años treinta y cuarenta, el país más adelantado de su época, tantocultural como científica y tecnológicamente. El nazismo, barbarie en estado puro, tuvo dirigentes con exquisito nivel cultural. Podemos decir, con Voltaire […] Por Pedro López López

(Acceso al texto completo)

22 gener 2010

El Gobierno quiere hacer pagar el coste total de los estudios a los universitarios que repitan

Filed under: Universidad — Etiquetes: , — anpoto @ 22:08 pm

 

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El documento analizado por el Consejo Universitario propone la implantación del nuevo modelo de forma progresiva hasta el curso 2015/16

Un mayor control sobre el tiempo que los alumnos universitarios requieren para realizar una carrera y más contribución de la familia al coste de sus estudios son dos de las propuestas lanzadas por el Gobierno a los rectores. Con el horizonte de su completa aplicación en 2015, los que repitan -no se especifica si cursos o asignaturas de los grados y másteres- deberán pagar hasta el 50 por ciento en segunda matrícula y el 100% en tercera del coste medio real de la prestación del servicio. La implantación de la propuesta estará sincronizada con el despliegue de una nueva política de becas.
El documento analizado en el pleno del Consejo de Universidades, celebrado en Madrid, propone implantar este modelo de forma progresiva con la intención de desarrollarlo completamente en el curso 2015/16.
Durante los seis primeros años, el aumento anual de las tasas estaría entre el 10% y el 15% para la segunda matrícula y de entre 15 y 30%, la tercera. Los incrementos no se producirán hasta el curso 2010-2011 y ESTUDIANTES“sólo serán de aplicación a los estudiantes que tienen como actividad exclusiva el desarrollo de su proceso formativo” indica.
Las Universidades públicas cobrarían hasta un 15% del coste medio de provisión del servicio docente a los estudiantes que se matriculen por primera vez.
Esta “nueva política de precios públicos dirigida expresamente a mejorar el rendimiento académico” iría pareja a una mejora en la cuantía de las becas “para que puedan cursar estudios postobligatorios los alumnos pertenecientes a familias con rentas más bajas” afirma.
Se quiere que ciertos umbrales de renta necesarios para obtener las ayudas adopten la forma de intervalo en lugar de figurar con una cuantía fija. La intención es garantizar una cobertura igual con independencia del lugar de residencia del beneficiario y que el Estado colabore económicamente con políticas complementarias a las que desarrollen las comunidades.
Desde el punto de vista de la “justicia”, indica el “Documento para la reflexión para la mejora de las políticas de financiación universitaria…”, la actual estructura de precios universitarios “es socialmente regresiva” en opinión del Ministerio de Educación.
Y es así, añade, tanto por “la cuantía fija para cada tipo de grado o master dentro de una comunidad autónoma” como por “la atención a la capacidad económica del estudiante a través del nivel de renta de la unidad familiar” ya que “por encima del correspondiente umbral necesario para la obtención de beca, todos los estudiantes pagan igual con independencia de su nivel de ingreso o el de su familia. Puede considerarse que se transfiere renta de quienes tienen menos recursos a quienes tienen más” concluye.  Maite Ducajú

 

 

20 juny 2009

La crisis universitaria y Bolonia

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Como en el franquismo, la policía reprime en la Universidad. Como en el franquismo, son los rectores  o algunos altos cargos académicos quienes la llaman. Como en el franquismo, a algunos estudiantes se les abre expediente de expulsión. Como en el franquismo, nadie atiende a las razones que llevan al estudiando a rebelarse. Como en el franquismo. (texto completo)

EL VIEJO TOPO
[Texto de Juan-Ramón Capella]
Foto: José Rosales (Creative Commons)

 

8 juny 2009

Sobre el llamado Proceso de Bolonia

Filed under: Universidad — Etiquetes: , , — anpoto @ 14:31 pm

Se analizan tanto el discurso de los partidarios del Plan Bolonia y del Espacio Europeo de Educación Superior como de sus contrarios, desde las coordenadas del materialismo filosófico. El Plan Bolonia como muestra de la dialéctica de Estados realmente existente dentro de la Unión Europea. Por Santiago Javier Armesilla Conde

(Artículo completo)

27 abril 2009

Información y mentiras sobre Bolonia

Filed under: Universidad — Etiquetes: , , — anpoto @ 18:47 pm

RECALDE, Andrés. “Información y mentiras sobre Bolonia” [en línea] elpais.com. Opinión .  [consulta: 25 abril 2009].

Una de las más últimas y sorprendentes noticias sobre el proceso de Bolonia es la de la solicitud de los rectores de las universidades al ministerio correspondiente para que emprenda una campaña de información para dar a conocer las bondades de la propuesta, pues parece preocuparles la extensión de posiciones críticas. No podemos negar que hay aquí una de esas situaciones que los economistas llaman de asimetría informativa. Al lado de insiders que conocen los intríngulis del asunto, hay otros, entre los que probablemente nos encontramos muchos, que no somos tan duchos. Y, sin embargo, lo que nos motiva a escribir es que los que demandan más información no parecen estar interesados en corregir algunas ideas difundidas, aun a sabiendas de su inexactitud.

No es cierto que España esté obligada a esta reforma universitaria por un pacto europeo

Los ‘masters’ serán imprescindibles tras una formación de grado muy básica

La primera falsedad que habitualmente se da por cierta es que la reforma pretende adaptar nuestro sistema a “acuerdos internacionales” sobre el Espacio Europeo de la Educación Superior. Mentira. Nadie encontrará directiva, reglamento o cualquier otro tipo de norma firmada por los estados o las instituciones europeas a cuyo cumplimiento se viera constreñido nuestro país. Lo que hubo en Bolonia son reuniones de “expertos en educación” de varios países europeos con la intención de uniformizar la educación superior. Pero los que nos dedicamos al Derecho (e incluso los que no) sabemos que no es lo mismo una norma jurídica elaborada con arreglo a un procedimiento, que el texto que resulta de una reunión de especializados en parir propuestas, en este caso educativas.

En el primer caso, la legitimidad democrática es presupuesto para imponer una decisión política y consecuencia de los procedimientos que rigen el Estado de derecho. La opinión de los sujetos privados, por muy expertos que sean, sólo debe ser un criterio que los políticos deben valorar cuando toman sus decisiones. Entender que aquellas reuniones obligaban al Estado español, como es opinión generalizada, no es sino un paso más en esa tendencia hacia la desregulación y el desmantelamiento de los instrumentos normativos, que tan malas experiencias han dejado en otros ámbitos (vid. sus efectos en la crisis económica).

Aunque los llamados “acuerdos de Bolonia” no obligaran, pudieron haber constituido una directriz que obtuviera consenso y que la mayoría de los Estados europeos siguiera al reformar los estudios universitarios. En tal caso, concedemos que convendría pensárselo antes de quedar al margen. Pero tampoco esta afirmación es correcta, aunque aquí nuestro juicio se limitará al ámbito que conocemos (los estudios de la titulación de Dere-cho). Cualquier jurista sabe que en el Derecho continental europeo (y, especialmente, en el caso español) las referencias internacionales más relevantes son Alemania e Italia. Desde hace siglos las principales aportaciones en la elaboración de principios y teorías, reformas legislativas o doctrinas jurisprudenciales provienen o se inspiran en la rigurosa elaboración de los juristas de esos países. Pues bien, ambos han desechado cualquier pretensión de adecuarse al modelo boloñés.

Pero si alguien, en aras de la modernidad, apostase por estudios más alejados de nuestra cultura jurídica e inclinados hacia una “formación profesionalizada” como la anglosajona, debe advertirse que tampoco el Reino Unido se ha alineado con el proceso de Bolonia. Sospechamos que en otros países y titulaciones este muestreo obtendrá pruebas similares. La pregunta cae por su peso: ¿con quién se pretende que nos armonicemos?

Se dice que el proceso de Bolonia creará un “espacio europeo” por el que podrán circular los profesionales, con independencia del país en el que hubieran cursado sus estudios. Es seriamente discutible la corrección de esta opción para el Derecho. Pero es, además, falsa. La “libre circulación” y la “movilidad” exigen que los estudiantes obtengan conocimientos homogéneos. En algunos sectores del saber la homogeneidad puede ser limitada. En otros, la necesidad del “tronco” común es mayor. Médicos, arquitectos o ingenieros han conseguido que su formación en España sea básicamente uniforme, porque lo requerían la salud de las personas, la seguridad de las casas o la de los puentes. Aunque pueda sorprender a los profesionales del Derecho de nuestro país (desgraciadamente poco activos al respecto), para los titulados en Derecho esto no se consideró necesario. Cada universidad establecerá sus propios planes de estudio que simplemente deberán pasar el filtro de una evaluación administrativa. Si ni tan siquiera hay uniformidad en España, ¿quién creerá que otros países europeos van a admitir los títulos de las universidades españolas?

Otro argumento extendido es el que viene a decir que los críticos con el proceso somos unos inmovilistas reacios a adaptarnos a los nuevos tiempos y métodos. Este argumento no es mentira; es, simplemente, un insulto dirigido a docentes que intentamos dedicarnos con rigor a nuestra profesión. Pero, dado que está muy generalizado, advertimos que proviene de ámbitos (autoridades universitarias y políticas, y expertos en innovación educativa) que llevan años enfrascados en una y otra reforma de la educación española, cosechando manifiestos fracasos de los que alguna vez deberían responder. Los cambios metodológicos pueden ser buenos si van acompasados con los que previamente han seguido los estudiantes y siempre que el resultado hubiera tenido éxito; pero si los cambios no se han producido en la misma dirección o han fracasado, su incorporación forzada a la Universidad comporta más riesgos que ventajas.

Estamos convencidos de que hay cosas que conviene cambiar; pero, ya puestos, el cambio debe ser a mejor, y el aligeramiento de los estudios de grado que supone Bolonia no augura que vaya a ser así.

Pueden recordarse más inexactitudes, como la de que la escasez de tiempo dedicado a los estudios superiores (tres años y medio) no debe preocupar porque se compensará con estudios de postgrado (masters). Los nuevos estudios se limitarán, así, a ofrecer una formación muy básica que exigirá una especialización, cuya impartición y ordenación no se sabe con qué criterios se habrá de regir, ni dónde se podrá cursar. Probablemente en su valoración influirán precios y otros criterios económicos, más que académicos, como hoy sucede ya con los masters.

Los que piden una intensa política informativa han hecho poco para corregir el asentamiento en la sociedad de esos errores. Permítasenos, entonces, concluir que lo que demandan no son más datos, sino una buena campaña de propaganda.

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