No la necesita, pero en este link se podrá apreciar en su justa medida lo que es una maravillosa vindicación del jazz, frente a los masivos grupos y solistas que abundan en listas varias, de escasa variedad, estereotipando y estandarizando alegremente el concepto de música; no es culpa de ellos, son jóvenes, poco rebeldes, ansían, como no podía ser de otra manera, el dinero fácil; han olvidado aquello del “vive deprisa, muere joven y harás un bonito cadáver”. Todos, sin distingos cronológicos, hemos preferido pasar al “no abandones el sofá, mira la tele, y morirás feliz”. Ni siquiera la archifamosa tríada sexo, drogas y R&R hace ya mella, ahora es BMW de papá, Ipod y chilout.
Pero el jazz se sustrae a todo lo divino y lo humano, es la anaconda de los sonidos, jamás deja de crecer, sirve como fuente, pero jamás se queda seca, antes bien al contrario, su aumento es directamente proporcional al parasitado estoica y constantemente sufrido.