La Universitat de València aspira, nuevamente, a incorporar su proyecto de “Campus de Excelencia” a los que ya fueron seleccionados en la primera tanda. Posiblemente a la segunda sea la vencida. Que, si no, a la tercera, y así sucesivamente, hasta que, aunque sólo sea por pesados, se consiga el objetivo. Que este afán implique cierto desnorte, vaya, mucho, demasiado siempre y en cualquier caso, pues qué mas da, ¿no?
Obviamente, el efecto propagandístico que supondría dar en el blanco en que se constituye el CdE, posibilitaría el solapar ciertas carencias que, pocas o muchas, más o menos importantes, están colocando al Estudi General a la cabeza de todos los ‘hit parade’ habidos y por haber, pero haciendo, éstos, el pino (Ranking de 2009 en investigación de las universidades públicas españolas). Bolonia nos ha puesto un poco de los nervios a todos. Los que más deberían haber conservado la calma, del 98 -como con Cuba, pero un siglo después- a esta parte, han sido los que más alarde de histeria han hecho. Si echamos un vistazo a los cuadros incluidos en el enlace de rankings, nos encontraremos con esclarecedores botones de muestra, en lo que respecta a las consecuencias derivadas de la pérdida del oremus. Para redondear la jugada: ¿Cómo está la universidad hoy?
Esto… no va.